En ocasiones nos podemos encontrar que nuestros hijos tienen dificultades para relacionarse con sus semejantes, en el parque, en el aula, en casa o con otros adultos. Aunque la dificultad puede expresarse en un sólo entorno, se convierte en un reto poder integrarse de manera eficiente y coloquial sin ser disruptiva con los demás o con ellos mismos. De este modo, generándoles conflictos internos que los pueden llevar a mostrar actitudes de difícil gestión y manejo para los padres o responsables donde se encuentren en ese momento (escuela, monitores de actividad física, extraescolares...).
El aprendizaje es un proceso que se da en casa y en la escuela. Es por ello, que muchas veces los docentes pueden detectar ciertas
dificultades en alcanzar los objetivos establecidos por el programa educativo. Algunas de estas dificultades pueden ser en la comprensión (entender lo que están leyendo, por ejemplo), el
razonamiento matemático, en la coordinación motriz e incluso en la organización de la información y/o adquirir habilidades para gestionarla.
Existen variedad de dificultades que precisan de la evaluación para ser certeros con la intervención. Entre los más comunes podemos encontrar la dislexia, la discapacidad intelectual, déficit de atención, etc.
gestionar emociones,